domingo, 11 de enero de 2009
Historia del tabaco
A comienzos de la era cristiana, en ocasión de oficios religiosos o mágicos, los indios de América del Norte fumaban en grandes pipas de piedra o enrollando el tabaco en las hojas secas del maíz. Los aborígenes de las Antillas los consideraban con propiedades medicinales y tóxicas, siendo utilizadas para emponzoñar las puntas de sus flechas de combate. Las virtudes terapéuticas que se le atribuía, llevó a los conquistadores de la América hispánica a trasladar las semillas para su cultivo al viejo continente a principios del siglo XVI. Probablemente, quien más hizo por su divulgación, fue el embajador francés en Portugal, Jean Nicot, quien la introdujo en la corte de Catalina de Médicis. En su homenaje, el botánico Jacques Deléchamp bautizó la planta con el nombre de Herba Nicotiana.
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